Haz algo más y di algo menos

Con el año recién iniciado es momento de marcarse metas, de buscar diez propósitos para terminar haciendo uno (con suerte), de sentir que tienes todo el tiempo por delante y la energía suficiente como para comerte el mundo, un año más. A riesgo de realizar un esfuerzo en balde, este año hay que sumar el desconcierto que genera el 2012 y toda la teoría que lo acompaña entre mayas, calendarios, finales apoteósicos, meteoritos y revoluciones. Como si el fin del mundo no lo estuviésemos viviendo ya desde hace algunos años… De hecho, seguro que dentro de algunas décadas, cuando se estudie nuestra época, los libros narrarán un cambio de era, una revolución interna a escala global, un salto de dimensión de la que no somos del todo conscientes mientras sucede, lenta y silenciosa, en nuestro día a día, pero todo esto es tema de otro post. Sin embargo, lejos de teorías conspiranoicas o de mensajes positivos gratuitos, me propongo romper una lanza en favor del 2012 como el año de la acción, no sé si por necesidad personal, o por aquello de poder quebrar de una vez la cáscara del huevo que cada día nos oprime más y más a los que, sin más ánimo que el de intentar afrontar una situación descorazonadora y salir adelante, buscamos contagiar un optimismo suicida.

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Olvídate del resto y sé feliz

A veces, en la vida, nos empeñamos en llenar nuestro tiempo con cosas que no nos hacen felices. Sentimos la urgencia de llenar nuestras agendas como si tenerla más ocupada fuera siempre el resultado de ser más importante. Olvidamos que las reuniones o los consejos de administración no marcarán el devenir de nuestro espíritu ni de nuestras emociones profundas. Olvidamos que las últimas noticias de la prensa o la televisión no nos enseñarán a ser más felices. Olvidamos, en definitiva, que la vida es otra cosa. Read more

Arquitecto de tu futuro

Cada día creo más firmemente en que existe una relación evidente entre la arquitectura y todo lo que existe en el mundo -en general-, y en el mundo de los negocios -en particular-. Tanto es así, que la arquitectura puede usarse como metáfora para casi cualquier proceso acerca de la vida de una empresa. Desde trazar los planos que sirvan de guía para el diseño de algo, establecer los cimientos, o utilizar los mejores materiales, hasta lo más próximo al concepto de «burbuja» que tan bien encaja en ambos mundos: el inmobiliario y el de los negocios, especialmente los relacionados con internet. Tal vez por este motivo -y porque como decía un gran profesor mío ‘los arquitectos y los creativos publicitarios son seres de una misma y extraña especie’, mi vinculación y admiración hacia el mundo de la arquitectura es tal, que sin lugar a dudas ha venido a convertirse en una de mis vocaciones frustradas. Read more